 El último café de esta legislatura se lo dedico a esta sociedad civil que por fin ha sabido reaccionar como antes lo hicieron los países de nuestro entorno. Ojalá, y así lo deseo, que estos movimientos sean libres e independientes de las garras de algunos políticos o partidos que están empezando, con sus intentos de acaparamiento, a manipularlos y adormecerlos. Esto, unido a lo que ocurra el 22 mayo, puede ser el comienzo de que la actual clase política ceda ante las exigencias de una sociedad que pide a gritos, nunca mejor dicho, un cambio real en los pilares de nuestra democracia, y todo eso pasa por cambios vitales, como por ejemplo, y como así lo exigen, en la ley electora y el sistema judicial. Pero hasta que los propios partidos hegemónicos, y no tanto, no den ejemplo de democracia interna poco se podrá hacer.
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